
La paradoja de la visibilidad
Imaginemos una empresa que decide cortar su inversión en publicidad porque “no se puede medir su impacto inmediato”.
Es el mismo dilema del famoso experimento de Schrödinger: la empresa sigue vendiendo, pero ¿sus ventas son consecuencia de la publicidad pasada o habrían sucedido de todas formas?
La respuesta, como en la paradoja cuántica, es que ambas cosas son ciertas hasta que abrimos la caja y medimos los resultados .
El problema es que muchas marcas deciden no abrir la caja .
Piensan que, al reducir su presupuesto en publicidad, nada cambiará.
Pero en la realidad del mercado, donde la atención es efímera y la competencia es feroz, dejar de invertir en visibilidad es lo mismo que volverse invisible .
Lo intangible que mueve el mercado
La publicidad es como la mecánica cuántica: no siempre podemos ver su efecto inmediato, pero eso no significa que no esté ocurriendo.
Las campañas posicionan marcas en la mente de los consumidores, crean reconocimiento y fidelidad, algo que no se mide solo en conversiones instantáneas, sino en percepción y grabación .
Estudios han demostrado que las marcas que reducen su inversión publicitaria en tiempos de crisis pierden hasta un 50% de su cuota de mercado en los siguientes años.
Por otro lado, aquellos que mantienen su presencia, incluso en períodos difíciles, salen fortalecidas y con una ventaja competitiva.

¿Abrimos la caja o apagamos la luz?
La publicidad no es magia ni una apuesta a ciegas.
Es una herramienta con métricas claras, estrategias segmentadas y resultados analizables.
Decidir no invertir en ella porque sus efectos no son siempre inmediatos es como suponer que el gato de Schrödinger está vivo y muerto a la vez. Pero en los negocios, la incertidumbre se paga caro.
Las empresas tienen dos opciones: abrir la caja y medir, o cerrarla y esperar. La realidad es que en el mercado, si no te ven, no existes.
